viernes, octubre 06, 2006

Formato ODF un standard

Una breve intro ya que el disparador fue lo que conte en el post anterior.

Los usuarios de software libre estamos de parabienes por estos días, ya que el pasado 3 de mayo la Organización de Estándares Internacionales (ISO – International Standard Organization) aprobó el conjunto de formatos ODF – Open Document Format (Formato Abierto de Documento) como el nuevo estándar de archivos para aplicaciones ofimáticas ISO 26300.

Nota 1
Un estándar es un acuerdo entre diversos actores de la industria (empresas, organizaciones, gobiernos) sobre cómo un programa de computadora debe interpretar y manipular la
información. Estos acuerdos permiten que diferentes fabricantes que compiten entre sí, desarrollen sus productos según las indicaciones de esos estándares y obtengan software compatible, es decir, programas que pueden interpretar y manipular la información generada por productos de la competencia.
ODF ya era un estándar aprobado por OASIS Organization for the Advancement of Structured Information Standards (Organización para el Progreso de Estándares de Información
Estructurada) para archivos generados por aplicaciones de oficina, entre las que se incluyen procesadores de texto, hojas de cálculo, presentaciones, bases de datos y otros tipos de
documentos.

Nota 2
OASIS es un consorcio de empresas de la industria informática que promueve el uso de estándares abiertos. Además de OpenDocument, existen otros estándares aprobados por
OASIS que la industria utiliza ampliamente como UDDI y SOAP (utilizados en las más modernas aplicaciones para proveer servicios web).

Basado en el estándar XML, OpenDocumentFormat es un estándar abierto y por ello cualquier suite ofimática puede implementarlo como formato nativo para sus documentos o como formato de exportación e importación.
Gracias a él será posible abrir y guardar documentos independientemente de qué suite de oficina se utilice. Para que esto ocurra realmente, las empresas u organizaciones que desarrollan
suites de oficina deben incluirlo en sus productos.
El punto a favor de las empresas es que pueden incorporarlo sin tener que pagar cánones. Consecuentemente no existe excusa válida para que no se incluya OpenDocument como formato de archivo en las todas las aplicaciones de oficina.

La situación actual
Muchos usuarios de aplicaciones ofimáticas privativas conocen las diversas dificultades que implica el uso de formatos cerrados y no estándares. Este problema también nos alcanza, aunque en una medida mucho menor, a los usuarios de software libre. Típicamente una persona que utiliza una versión de una aplicación de oficina, por ejemplo, un usuario de la versión 2000 del programa OfficeM (que posee una gran cuota de mercado), distribuye sus archivos a muchas personas. Los usuarios de versiones anteriores de OfficeM, por ejemplo de la versión 1999, no pueden abrir tales documentos ya que el formato de la nueva versión es diferente de los formatos de versiones anteriores. El usuario de la versión 2000 se ve forzado a guardar sus
documentos en alguno de los formatos de versiones anteriores (según a quien lo envíe) para compartirlo con otras personas. Por otra parte los usuarios de la versión 1999 tienen una gran presión para actualizar a la versión 2000 (por la que deberán pagar una nueva licencia, por supuesto).
La situación planteada deja en evidencia que el objetivo que persiguen las empresas que desarrollan estas aplicaciones de oficina privativas es presionar a los usuarios (creando una
necesidad artificial) para que adquieran una nueva licencia por cada nueva versión de su producto que lanzan al mercado.

Aún peor es la situación cuando un usuario de OfficeM necesita compartir un documento con un usuario de otra suite ofimática, llamémosle OffiApp. Ya no se trata de versiones diferentes del
mismo programa, sino de programas diferentes. Los usuarios de OffiApp podrán abrir el documento que le llega, creado con OfficeM, sólo si la empresa que desarrolla OffiApp pagó el canon correspondiente para obtener la documentación del formato de archivo que utiliza OfficeM e implementar un filtro.
Es posible entonces que OffiApp posea varios filtros de conversión de formatos, entre ellos los más usados. Sin embargo, como la empresa que desarrolla OfficeM, lo cambia con cada nueva versión, es posible que los usuarios de OffiApp se vean forzados también a cambiar a la versión más nueva, pagando la correspondiente licencia por supuesto.
Por si esto fuera poco, es posible que los usuarios de OffiApp encuentren dificultades para usar los documentos convertidos desde el formato de OfficeM, ya que probablemente no se haya
logrado una compatibilidad alta entre los formatos. Como esos formatos son privativos y cerrados, se produce un efecto nocivo para los usuarios y empresas competidoras, pero
siempre beneficioso para la empresa que desarrolla OfficeM. Por un lado la competencia deberá pagar cánones para acceder a la documentación del formato de archivo de OfficeM y posiblemente deberá volver a pagarlo con cada nueva versión. La situación empeora si se trata de organizaciones que desarrollan software libre para las que no es económicamente viable pagar cánones y no cuadra con su filosofía.
Por otro lado, los usuarios de OfficeM estarán cautivos por la cerradura privativa del formato de archivos. En efecto, cualquier usuario que quiera utilizar un programa que compite con OfficeM,
encontrará que el software que eligió no puede manipular el formato de sus archivos o que no es totalmente compatible, lo que le traerá diversos inconvenientes. En esta situación el usuario difícilmente pueda optar por otro software que no sea OfficeM. En el caso de empresas u organizaciones esta situación tiene un costo mucho mayor, ya que debido a la gran cantidad de
información que manipulan generalmente poseen decenas, centenas e incluso millares de computadoras en las que utilizan OfficeM.

En principio, su uso evita que una empresa, organización o usuario quede cautivo de un proveedor de software de oficina por causa de su formato de documentos privativo.
Así es, las empresas que producen aplicaciones de oficina que utilizan formatos privativos tienden a apresar a sus clientes, quienes se ven privados de la libertad de optar por otros proveedores de suites ofimáticas debido a que esos productos no pueden manipular
(o al menos no correctamente) los formatos de archivos cerrados. Los organismos de gobierno generalmente se preocupan por asegurarse de que los datos que manipulan a través de sistemas
informáticos sean accesibles para otros sistemas, con independencia de la plataforma tecnológica que se utilice. También les resulta fundamental que esa información continúe siendo
accesible con el paso del tiempo.
ODF se creó para responder a todas estas necesidades, algo que no puede lograrse con ningún otro formato.

Tanto para los usuarios domésticos como para las empresas y organismos públicos es fundamental tener libertad para contratar proveedores. Esta libertad que no tienen o que resulta ser muy traumática cuando se utilizan formatos cerrados, ODF la pone al alcance de todos.

Si esta iniciativa continúa prosperando como hasta ahora, quedarán en el olvido aquellos días en que utilizar distintas versiones o distintas suites de oficina significaba un dolor de cabeza en el
momento de compartir información.
A esta altura seguramente te estas preguntando que suites ofimáticas utilizan ODF?

Hasta el momento son dos las suites ofimáticas que brindan soporte
completo para el estándar OpenDocument (ambas son libres):

● OpenOffice
● KOffice (no todos)

Algunas de las ventajas que brinda OpenDocument son muy palpables:

● No tendrá problemas por incompatibilidad en el formato de sus documentos, ya sea que utilice una versión de la suite más nueva o una más vieja.

● Los problemas de formato por el uso de diferentes suites ofimáticas es mínimo y en adelante tenderá a ser completamente nulo.

● Es un aspecto fundamental para la alcanzar mayores niveles de interoperabilidad entre las aplicaciones de una suite.

● Permite cumplir las necesidades y exigencias de sectores gubernamentales y empresas en lo que concierne a intercambio de documentos, interoperabilidad de aplicaciones y libertad de elección de proveedores.

Creo que no hay dudas que hay que ir migrando a este tipo de aplicaciones, mas allá de los beneficios explicados aqui. Hay un trasfondo ideologico que nos obliga a estar a favor del sowft libre y no del propietario

Aguante el copyleft!!

miércoles, octubre 04, 2006

Para la polemica!

El tema de este post surgió en una discusión entre un nerds y un par de giles que estudian Ingeniería por que se gana buena guita (vió doña! hay boludos con alto coeficiente intelectual), estaba en uno de los laboratorios de computación que hay en la FIUBA donde en el cual solo hay un sistema operativo de verdad llamado GNU/Linux. El nerd muy contento con el pingüinito estaba programando y se lo veía muy feliz, justo detrás de el estaban estos giles que tenían que hacer un tp de algoritmos 1(muerte a pascal!!!), se escuchaban cosas como, "este es el famoso linux!", "Uy no entiendo nada!", "esto anda lento!! Yo con mi windows XP y mi p4 andamos re bien". Lo que no sabían que estos nabos que a la pc que estaban utilizando era imposible poder instalar un XP.
El nerd muy atento a lo que decían este grupo giles, les dijo miren sobre que maquina están laburando, y no hablen al pedo! uno de los bolas triste no pudo contenerse, dijo en voz alta: esta mierda no lee mi archivo de word. El nerd se levanto y les dijo lean este archivo(una publicación sobre como almacenar información en formato standard para no perderla en el futuro) , los pendejos muy a mala gana lo leyeron, y cuando terminaron uno dijo microsoft es una mierda

Esta intro fue necesaria a mi criterio para encarar el siguiente tema. Sobre los formatos standards y sus beneficios. Que publicaré en la semana